El pasado domingo a las 12 del mediodía se disputaba el partido de vuelta contra el Hercesa, correspondiente a la fase de ascenso a Division de Honor B. En el partido de ida nos habíamos impuesto por un 29-25, resultado que dejaba totalmente abierta la eliminatoria. El equipo viajó a Madrid el sábado al mediodía y llegó a la capital española pasadas las 21 Hs., con el tiempo justo para cenar y descansar para el partido.
Para disputar este trascendental partido el Sant Cugat salió con el siguiente quince: Josep Raya, Maurici Benito, Ramon Rodríguez; Federico Gómez, Marcos Lechón; Marcelo Converti, Andrés Rangel, Pau Rodríguez; Marc Forman, Iñaki Berasategui; Bernat Carbó, Oriol Derqui; Ernest Miramunt, Daniel Reyes y Geoffroy Lourdou.
En el banco quedaban: Jordi Segura, Leonardo Paredes, Gabriel Pérez, Xavier Mata, Albert Casorrán, Dario Tartaglia y Luis Soares.
El partido comenzaba con nervios por ambas partes y ganas de jugar en el campo contrario, por lo que se recurría mucho a las patadas en situaciones de campo que podían resultar un tanto comprometedoras, atreviéndose a jugar a la mano prácticamente a partir del medio del campo. Más allá de esto, en el minuto 6 de partido y luego de una touche y su posterior empuje, Mauri conseguía la primera marca. La patada era esquinada e Iñaki no logró convertir.
Siete minutos más tarde llegaba la respuesta del Hercesa por medio de una marca y su posterior transformación, que situaba al equipo madrileño por delante del marcador. Además el Sant Cugat se quedaba con un hombre menos por la amonestación al autor de nuestro ensayo. El Hercesa supo aprovechar esta superioridad y en el minuto 24 logró su segunda marca. Esta vez, su chutador no pudo transformar y el partido quedaba 12-5. Ventaja que se ampliaría cuatro minutos más tarde por medio de un golpe de castigo centrado.
El Sant Cugat debía acortar distancias, y para ello convenía hacer puntos cada vez que llegábamos a sus 22. En el minuto 30 Iñaki convertía un golpe de castigo, también centrado. Tres minutos más tarde los locales tuvieron la oportunidad de devolverle el golpe al StQ, pero el oval no entró y el marcador continuaba 15-8. Ya en el minuto 39, el Hercesa atacaba entre nuestra zona de 40 y medio campo, en esa jugada puntual nuestra defensa fue muy mala y los tres cuartos se dispusieron a abrir la pelota de derecha a izquierda, en donde se podían ir fácilmente por superioridad. Sin embargo, Daniele, atento, decidió subir a interceptar el pase de su apertura, puesto que era la única opción que tenía de defender esa jugada. Interceptó el oval y comenzó una carrera de 50 metros que acabaría debajo de palos. Patada fácil a cargo de Iñaki y el Sant Cugat empataba el partido en lo que fue la última jugada de la primera parte.
El ensayo de Daniele fue una inyección anímica importante, el partido estaba empatado, abierto para los dos, pero había sido una marca psicológica, tanto para nosotros como para ellos. En esta segunda parte, además contábamos con la ventaja del viento a favor, que podía beneficiarnos bastante. Marcelo había sido remplazado por Mata al final de la primera parte, a causa de una fractura en una costilla. Tanto en el minuto 5, como en el 8, Iñaki dispuso de dos ocasiones para subir tres puntos al marcador, pero no pudo transformar ninguna. El encuentro se disputaba principalmente en la zona media del campo y las defensas triunfaban sobre los ataques. En el minuto 17, un nuevo golpe de castigo en contra volvía a adelantar a los de Alcalá (18-15), y por si eso era poco perdíamos a Uri, que debería esperar fuera diez minutos. Cuatro minutos más tarde el Hercesa disponía de una nueva oportunidad, pero no lograba convertir. Iñaki intentaba lo propio, pero los resultados eran los mismos, en su caso, patada lejana, bien de potencia, pero se iba apenas desviada.
En el minuto 26 el Hercesa ponía más tierra de por medio con un nuevo ensayo y una conversión un tanto dudosa que el árbitro decidió no conceder. El cotejo estaba 23-15 y el StQ momentáneamente fuera. Durante los minutos siguientes la misma tónica de minutos antes, con ataques por parte de ambos equipos, con más intenciones por parte del Sant Cugat, pero sin grandes ideas. Jordi, para remediar esto y también por lesiones, movía el banquillo y entraban Leo, Montme, Dario y Caso, abandonando el terreno de juego Mauri, Mon, Carbó y Uri.
Ya en los últimos minutos se llegaría al final de infarto, recordemos que el Sant Cugat había ganado el partido de ida por cuatro puntos, de modo que con un ensayo pasaba la eliminatoria. Lo que parecía el milagro llegó en el minuto 38, con una patada cruzada de Iñaki por detrás de la línea de tres cuartos que llegó hasta sus cinco metros. Caso, que ya había visto la intención de Iñaki corrió por la banda y llego justo antes que su defensor, recogiendo el oval y plantándolo en el ingoal. La patada era esquinada, Iñaki no logró convertir, pero el StQ estaba dentro, un punto era el margen que teníamos.
Quedaban dos minutos en los que debíamos mantener la pelota y esperar a que pitara el árbitro. Los nervios y la sangre caliente hicieron que chutáramos el balón ante una presión asfixiante del rival, con tanta mala suerte en la ejecución que éste llegara a las manos de un contrario que se encontraba en una posición muy ventajosa para jugar a la mano y seguramente conseguir un ensayo, dada la disposición en el campo de nuestros jugadores (agrupados en la zona izquierda de nuestro ataque, dejando bastante vacía la otra parte de la cancha). Por ello, Daniele tuvo que subir rápidamente, sin pensar si estaba o no en fuera de juego, cosa que el árbitro pitó (al parecer dudoso). Así pues, el Hercesa tenía una última oportunidad, que sería decisiva. La patada era fácil, aún así, a su pateador, que estuvo muy acertado, no le temblaron las piernas y sumó tres puntos vitales para los madrileños que dejaban el partido con el resultado de 26-20. Resultado que ya no se movería, puesto que sólo daría tiempo para sacar de medio campo y que su número 9 echara el balón fuera.
Pasar la eliminatoria estuvo en nuestras manos, pero no lo pudimos conseguir. Las caras de tristeza eran el reflejo de un equipo abatido que había luchado con todas sus fuerzas, aunque quizás no con sus mejores armas. De todas formas, el equipo es joven y tendrá, seguro, nuevas oportunidades. Por desgracia algunos ya no continuarán la temporada siguiente. Éste es el caso de Mauri y Gos, que seguirán ligados al club, pero han decidido colgar las botas. El año que viene se volverá a intentar la proeza, ojalá con mejores resultados.
Crónica por Eloy Valentinis